Cumplir años, en nuestra cultura, resulta más un motivo de depresión que de alegría y festejo.
Nos “bajoneamos” porque nos vemos más viejos, porque nos damos cuenta de lo que no hicimos, porque nos damos cuenta que ya no podremos hacer ciertas cosas, porque ya no tenemos el mismo cuerpo, porque no sentimos lo mismo.
Cumplir años debería alegrarnos por estar vivos, por tener la oportunidad de seguir experimentando, por la libertad que nos da el conocimiento, por la sabiduría que dan los años bien vividos. No es fácil aceptar lo que perdimos y abrirnos a lo nuevo sin miedo.
Los seres humanos hemos perdido la conexión con el cosmos, olvidándonos de nuestra naturaleza cíclica. Hay un tiempo para ser niños y hacer cosas de niños, hay un tiempo para ser adolescentes y hacer cosas de adolescentes, hay un tiempo para ser jóvenes, adultos y un tiempo para la vejez; y cada tiempo conlleva un aprendizaje.
Nuestra sociedad a través de la moda nos lleva a tergisversar los ciclos. Cuando somos adolescentes queremos ser adultos y cuando llegamos a la adultez queremos ser adolescentes, no aceptamos los límites ni las condiciones que nos pone la realidad. Pretendemos que un niño se comporte como adultos y no aceptamos la vejez.
Queramos o no, cada edad, llegará inexorablemente. Qué mejor que amigarnos con ella y aceptar lo que cada momento nos propone. Vivir, aceptando cada etapa hace que no nos llevemos “asignaturas pendientes”, porque ellas generan crisis. Se suceden la crisis de los 30, de los 40, de los 50, de los...... y decimos que los cambios de décadas nos “caen” mal.
La Astrología Humanística nos permite una lectura de los ciclos de edad que vuelve a ubicarnos en nuestro centro, alineados con el cosmos.
Si observamos los tránsitos de los planetas más lejanos: Júpiter, Saturno-Luna Progresada, Urano, Neptuno y Plutón; vemos que ellos, cada 7 años se relacionan de una manera particular, mostrándonos en que aspectos “atrasamos” y en cuales estamos “demasiado adelantados” , trayéndonos las experiencias necesarias para ajustar nuestro reloj energético y biológico. A partir de sus tránsitos nos veremos obligados a hacer los cambios que no nos animábamos a hacer: “porque no era el momento”, “porque mi marido.....”, “porque mi hijo.....”, “porque no tengo tiempo”, “porque tengo que ocuparme de......” .
Los planetas actúan sin pedirnos permiso y a veces de manera violenta o irreverente, empujándonos hacia el cambio.
Si tenemos en cuenta los múltiplos de 7, entonces vemos que en realidad las crisis se nos intensifican alrededor de los 28 años, de los 35, de los 42, de los 49......
La Astrología Humanística tiene como función el autoconocimiento y la prevención. Si estamos cerca de un múltiplo de 7 sería bueno empezar tomar conciencia de cuales son las asignaturas nos llevamos a marzo. Una consulta con el Astrólogo nos ayudará a comprender mejor el motivo de nuestras crisis y visualizar el camino de salida, en función de nuestras características astrológicas.
Lic. Alicia Mabel Alfuso