Saturno tiene mala fama. Quiénes me consultan preguntan asustados ¿y este año qué pasa con Saturno?.
La Astrología clásica lo clasifica como planeta maligno. También lo llaman el Sr. del Karma. Los viejos astrólogos lo veían como traba o muerte.
La función de Saturno es el límite y la estructura.
Todo sistema, toda forma, toda entidad, toda situación debe tener límite, borde, contorno, estructura.
Saturno tiene que ver con lo que es, no con lo que debería ser o con lo que me gustaría que fuera.
Cada cosa es lo que es en cada momento. Ante Saturno no hay ninguna posibilidad de pedir, protestar, implorar. Es lo que hay. Lo que es, es.
Se trata de una energía fría y seca. Es la firmeza de lo que no se mueve. Es lo que permite lo permanente.
Saturno se manifiesta en nuestro cuerpo a través de los huesos que nos dan estructura y del código genético que es el que hace que seamos esto y no otra cosa.
Saturno define. Lo que está definido puede ser alterado pero, entonces, será otra cosa.
Saturno es borde y esto puede ser vivido como un obstáculo para las fantasías y la imaginación. Ante Saturno podemos decir “yo me imaginé que... ” o “a mí me hubiera gustado que.....” y él contestará “es lo que es”, “es lo que hay”, “si te gusta bien y si no buscá otra cosa”.
Saturno tiene que ver con el tiempo, con el reino de lo medible. Lo que pasó, pasó. El tiempo transcurre y Saturno nos dice “el tiempo ya pasó”.
Para nuestro niño interior resulta molesto, enojoso y, en algunos casos, hasta insoportable que nos pongan límites, qué nos digan “que no tenemos todo el tiempo del mundo”, “qué no tenemos todo el dinero que queremos”, “que no podemos poseer todo lo que deseamos”, “que el otro no quiere lo mismo que nosotros”.
En el plano de Saturno no existe lo nuevo, lo diferente, lo distinto sino que existe lo medible, lo comparable, lo que obedece a la ley.
Son arquetipos Saturninos: Cronos (el tiempo), La Muerte (el límite a la vida), el Ermitaño (anciano y austero), el Científico (descubre leyes y regularidades), el Juez (que mide con su balanza).
La autoridad tiene que ver con Saturno, aquel que regula y pone orden. También el padre que es quien tiene la función del límite con los hijos.
Tiene que ver con los hábitos, las costumbres, tradiciones, leyes, normas, reglamentos, modelos sociales.
La relación que tenga cada uno con la autoridad, los modelos y los límites va a estar relacionada con el vínculo de aceptación, adaptación o rechazo que establezcamos con Saturno.
Un buen vínculo con Saturno nos permitirá el autosostén, la sensación de estructura propia, de madurez, de poder poner límites, de solidez, de aceptación del tiempo y de la muerte.
Un mal vínculo con Saturno nos hará rígidos, autoritarios, dependientes del sostén de otros, inmaduros, aferrados a modelos externos, hará que nos comparemos, que seamos rebeldes eternos, quejosos y críticos sin que aportemos nada factible a cambio.
Ahora podemos pensar la función de un tránsito de Saturno como el momento de enfrentarnos con una realidad que hasta ahora quisimos negar y que inexorablemente nos dice “el tiempo terminó”, “ya no hay más tiempo para tus fantasías”, “de aquí no pasarás”, “debés restringirte a lo que hay”.
Para algunos puede resultar arbitrario, frío, duro, intransigente, kármico, inhumano. En ese caso será necesario reflexionar acerca de cómo nos estamos vinculando con Saturno.
Saturno es el regente de Capricornio. Joan Manuel Serrat es un capricorniano que le puede poner poesía a la frialdad de Saturno cuando nos dice: “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” o “cada uno es lo que es y anda siempre con lo puesto”.
Una consulta con el Astrólogo nos permitirá saber como anda nuestro reloj saturnino y que indicios y orientaciones nos da nuestra carta natal para prevenir choques con las paredes infranqueables, llamadas realidad, cuando no nos ajustamos a las reglas y los plazos de Saturno.
Lic. Alicia Mabel Alfuso