Si uno tiene bien integrada psíquicamente a su madre, irradiará alegría, la gente le amará, triunfará en su vida, brillará... La madre nos conecta a la vida.
La felicidad empieza muy temprano, empieza con la madre y se sigue manteniendo en la relación con ella.
El camino de la felicidad se interrumpe cuando perdemos el contacto con la madre.
BERT HELLINGER
Honrar a los padres significa honrar la tierra.
Honrar a los padres significa tomarlos tales como son, y honrar la tierra significa tomarla y amarla tal como es: con la vida y la muerte, con la salud y la enfermedad, con el principio y el final.
Ésta, sin embargo, es la realización auténticamente religiosa, que antes se llamaba entrega y adoración. La experimentamos como último desprendimiento, que da todo y toma todo, y que toma todo y da todo, con amor.
BERT HELLINGER
Quien cree en el cielo, quizás cree que con su ayuda podría elevarse sobre la tierra y sobre sus padres.
Una actitud que conduce a enfermedades graves es la negación del hijo de tomar a sus padres con amor y de honrarlos como sus padres. Tales hijos se elevan sobre la tierra porque ante un cielo u otra instancia superior se consideran mejores y elegidos. Así, por ejemplo, existen casos de enfermos de cáncer que prefieren morir antes que inclinarse ante su madre o su padre.
BERT HELLINGER
Las constelaciones familiares muestran claramente que lo peor ocurre cuando un hijo quiere resolver un asunto de sus padres, en lugar de ellos. El hijo se pone entonces en una posición superior con respecto a los padres, obviamente con buena conciencia ya que sólo desea ayudar. Se siente inocente. Sin embargo el campo castiga esta arrogancia con el fracaso y, a veces, con la muerte.
BERT HELLINGER
Las Constelaciones Familiares realizan una función de ordenamiento de la energía del sistema familiar. Reestablecen el orden familiar a través del amor.
BERT HELLINGER
El corazón de aquel que ha comprendido que lo presente está en resonancia con lo pasado, tanto en lo bueno como en lo malo, late en sintonía con el mundo.
BERT HELLINGER
Un hijo que está perdonando, está acusando al mismo tiempo a los padres, se está poniendo por encima de ellos, y pierde a los padres, su fuerza y su felicidad. En cuanto puede aceptar, decir que SI a todo lo que sucedió, tal como fue, esto se convierte en una fuerza. En cuanto lo rechaza o lo perdona se debilita, se pone por encima y a la vez queda pequeño.
BERT HELLINGER
Cuando un hijo se inclina delante de su padre y éste le da su bendición, ambos se incorporan a la corriente de la vida y se someten a ella. El gesto del padre de bendecir a su hijo va mucho más allá de su simple relación interpersonal: de hecho, es todo el linaje que, a través del padre, reconoce al hijo.
BERT HELLINGER
Cuando se excluye a uno de los padres, el hijo está a medias, sintiendo el vacío y la falta, lo cual es la base de la depresión. La depresión se sana integrando al padre excluido o a la madre excluida, dándole su lugar y reconociendo su dignidad.
BERT HELLINGER
Para mi es inconcebible instigar a alguien contra sus padres, tal como se practica en algunas terapias, en el sentido de "tenéis que libraros de vuestros padres". Me parece un absurdo. ¿Cómo una persona podría librarse de sus padres? La persona ES sus padres.
BERT HELLINGER
Los padres no pueden ser distintos de como son, ni tampoco tienen por qué serlo. Ya que un hombre y una mujer se convierten en padres por unirse como hombre y mujer y no por ser buenos o malos. Por tanto, el hijo debe tomar su vida de los padres de la manera que éstos la dan. Los padres no pueden añadir ni suprimir nada. Tampoco el hijo puede añadir ni suprimir nada: tiene que tomar la vida tal como se la dan los padres.
BERT HELLINGER
Todo lo que hago tiene que ver con las relaciones, cómo conseguir que salga bien y qué obstaculiza el amor en las relaciones. En realidad es todo muy sencillo. La pregunta es: ¿dónde comienza el amor y dónde comienza la felicidad? Cuando el comienzo del amor es logrado, también se logra el amor que viene luego. ¿Dónde empieza nuestro amor? ¿Dónde experimentamos el primer amor y el más profundo? Con nuestra MADRE. Con ella comienza el amor, con ella comienzan nuestras relaciones.
BERT HELLINGER
Las exigencias hacia los padres van en contra de la vida, del deseo de evolucionar, de ser creativo. Sólo podemos evolucionar gracias a que nuestros padres han sido imperfectos. Las dificultades son la fuente de la fuerza que nos hace actuar y evolucionar. Por lo tanto, ¡dichosos los que han tenido padres imperfectos!
BERT HELLINGER
La reverencia ante los padres es asentir a la vida tal como la he recibido, al precio al que la he recibido y al destino tal como está predeterminado para mi. La reverencia siempre va más allá de los padres. Es asentir al propio destino, a sus oportunidades y a sus limitaciones. La persona que ha hecho la reverencia de esa manera repentinamente está libre.
BERT HELLINGER
"DE NUESTROS PADRES TENEMOS LO QUE SOMOS" y también aquello que nos falta. Los padres nos abren un camino y también nos ponen un límite mediante ellos mismos y mediante su destino y su origen, sea lo que sea.
Si nosotros nos sometemos con amor en ese sentido, asintiendo al destino tal como es, con todas las consecuencias, entonces es una forma de sometimiento. Pero también puede decirse que es entrega. Esa es una palabra completamente diferente. De esa entrega proviene grandeza. La persona que ha logrado darle la honra a sus padres de esa manera puede colocarse al lado de ellos en el mismo nivel, y al mismo tiempo se libera. Es decir que en la práctica es completamente opuesto a lo que tememos que ocurra cuando nos sometemos.
BERT HELLINGER
El comienzo de la felicidad es poder ver a nuestra madre con su humanidad y quererla tal como es. Entonces, prácticamente nada más, se opone a nuestra felicidad.
BERT HELLINGER
Cuando una persona está separada de su madre o de su padre tiene sólo la mitad de la fuerza vital, y si sólo tiene la mitad de la fuerza vital se vuelve depresivo. En ese caso sólo la mitad del corazón está colmada. La depresión es una sensación de vacío, no de tristeza. La depresión desaparece y la persona está bien consigo misma cuando respeta y ama a la madre y al padre.
BERT HELLINGER
Querida Mamá,
Tú eres una mujer común, como lo son millones de mujeres.
Te amo por la mujer normal que eres.
Como todas las mujeres, has cometido muchos errores.
Tus errores, dado que los acepto, han hecho de mí la persona que soy ahora.
¿Qué sería de mí sin tus errores? ¡Cuán pobre sería, sin fuerzas!
Te amo así como eres, una mujer común.
Te llevo así en mi corazón y así te amo.
Para mí eres la mejor.
Ahora te regalo algo, algo especial:
Te libero de mis expectativas que superan lo que se puede pretender de una mujer común.
He recibido todo lo que necesitaba y es suficiente así para mí.
Tú puedes seguir siendo así como eres.
Yo también sigo siendo así como soy.
Yo también soy una persona común como tú.
Estamos así, tú y yo unidos en el amor.
BERT HELLINGER
¿Dónde comienza el éxito? Con el respeto y el amor hacia nuestra madre y nuestro padre. Y el que está vinculado así, tiene alegría cuando trabaja.
BERT HELLINGER
Cuando un hijo se inclina delante de su padre y éste le da su bendición, ambos se incorporan a la corriente de la vida y se someten a ella. El gesto del padre de bendecir a su hijo va mucho más allá de su simple relación interpersonal: de hecho, es todo el linaje que, a través del padre, reconoce al hijo.
BERT HELLINGER
Cada uno es sus padres. Los lleva en su interior. Por lo tanto la forma más grande de honrar a los padres es cuando una persona honra a los padres dentro de sí. Una vez que ha honrado al padre y a la madre en su interior, se siente bien consigo mismo. No necesita un golpe de liberación. Está bien consigo mismo.
Y si los padres han muerto, les puede decir: "Querido papá y querida mamá, en mí siguen viviendo, y yo vivo de forma tal que ustedes puedan alegrarse por ello."
Eso es "dar la honra". Para el hijo eso tiene un efecto sanador y bueno. Y para los padres muertos hay paz.
BERT HELLINGER
La reverencia ante los padres es asentir a la vida tal como la he recibido, al precio al que la he recibido y al destino tal como está predeterminado para mí. La reverencia siempre va más allá de los padres. Es asentir al propio destino, a sus oportunidades y a sus limitaciones. La persona que ha hecho la reverencia de esa manera repentinamente está libre.
BERT HELLINGER