Muchas veces nos preguntamos ¿por qué habiendo dado tanto, nos pagan tan mal? ¿Por qué quién recibió nuestra ayuda un día desaparece sin dar explicación? ¿Por qué cuándo en la pareja uno ayuda al otro a que desarrolle su proyecto sin pedir nada a cambio , total cuando lo logre nos devolverá con creces lo que recibió: como sucede con una esposa que se queda en su hogar cuidando a sus hijos mientras el hombre termina su estudio universitario o el caso de un hombre que ayuda a su esposa y a toda su familia de origen porque él tiene mucho dinero y ella bien de una situación muy ajustada, la relación termina mal ya que cuando a la otra parte tiene que devolver de alguna manera lo que recibió se retira de la relación?
Bert Hellinger nos habla de leyes que rigen el Buen Amor, donde remarca que primero es el Orden y después el Amor y que si esto no se tiene en cuenta tarde o temprano la relación se terminará.
Quien dio se siente desconcertado, desilusionado, frustrado, enojado por todo lo que dio pero es casi seguro que cuando se le pregunta si él pide ayuda dice que le cuesta o que no necesita nada.
Una de esas leyes y de fundamental en las relaciones en general y sobre todo en la de pareja es la Ley de Compensación entre el dar y el tomar.
Esta ley nos dice que dar y recibir deben estar equilibrados, compensados.
Si en una relación de pareja uno de los miembros debe dar más, si de él se pretende que de más de lo que recibe, la relación está en peligro. Así el amor se va enfriando. Cuando, por ejemplo, en un matrimonio uno de los miembros estuvo casado antes y tiene hijos del primer matrimonio, los trae a ese nuevo matrimonio y pretende que la otra parte ahora se ocupe de los hijos a pesar de no sean los propios, ese miembro de la pareja entonces tiene que dar más de lo que recibe. De esa forma la igualdad de nivel y el equilibrio están perturbados.
BERT HELLINGER
Los Ordenes de la Ayuda.
No siempre el otro necesita ayuda y no siempre que ayudamos hacemos el bien.
Bert Hellinger agrega a sus Ordenes del Amor, los Ordenes de la Ayuda.
Muchas veces pregunto a mis consultantes “ayudadores” frustrados: “que harían si encuentran un ciego parado en una esquina”, sin siquiera pensarlo contestan “ayudarlo a cruzar”. Entonces les pregunto “se lo preguntaste” la respuesta es no. Es evidente que a la persona ciega le hemos creado un problema ya que ahora se encuentra en un lugar que no quería estar, ni pidió estar.
Muchas personas se quejan de que alguien a quien aprecian no aceptó su ayuda o no agradeció la ayuda recibida o luego de recibir una ayuda dejó de ser amable o se retiró de la relación. Siempre las preguntas que debemos hacernos son: esa persona necesitaba mi ayuda?, me la solicitó?, la ayuda que le di era lo que necesitaba o lo que yo creí que necesitaba?, la ayuda fue excesiva?, dejé que el otro me ayude a mí en algún momento?, alguna vez le pedí ayuda?, dejé que me retribuya?, le acepté su agradecimiento?
Los “ayudadores” profesionales o no ven la ayuda como un servicio y se enorgullecen de ayudar.
Bert Hellinger nos dice que no cumplimos nuestro objetivo cuando ayudamos de cualquier manera y que si no tenemos en cuenta ciertas Leyes u Ordenes de la Ayuda tanto ayudador como ayudado se verán frustrados y pondrán en riesgo su vínculo o relación.
Las leyes u órdenes a las que me refiero son las siguientes:
El primer orden de la ayuda es: “Cada uno da solamente lo que tiene y espera o toma sólo lo que necesita”. El primer desorden de la ayuda comienza allí, donde uno quiere dar lo que no tiene, y el otro quiere tomar, lo que no necesita; o cuando uno espera y exige del otro, lo que éste no puede dar.
El segundo orden de la ayuda es: “La ayuda solo debe estar al servicio de la supervivencia, del desarrollo y del crecimiento”.
Para muchos “ayudadores“resulta difícil soportar el destino del otro y lo quieren cambiar. Pero no porque el otro lo necesita o lo quiere, sino porque ellos mismos no soportan la dificultad.
El tercer orden de la ayuda es que el ayudador al ayudar lo haga poniendo a lo otro en un lugar adulto y no ubicándose en el lugar de un padre frente a su hijo.
El cuarto orden es que cuando ayudamos debemos ver al otro como parte de un sistema más amplio, con sus propias reglas y valores.
El quinto orden de la ayuda es que asintamos a cada uno tal como es. El que ayuda de verdad, no juzga.
Lic. Alicia Mabel Alfuso
Facilitadora en Constelaciones Familiares