“En la red familiar gobierna la ley fundamental de que todo el que forma parte tiene el mismo derecho a la pertenencia. Siempre que a un miembro se le niega la pertenencia sea por desprecio o por miedo ante su destino, en la red familiar surge la necesidad irresistible de restablecer la integridad perdida y de compensar la injusticia cometida, precisamente a través de la representación y de la imitación del miembro excluido.”
“Siempre que un miembro de la familia es excluido, apartado u olvidado, la familia o el alma familiar reacciona como si se tratara de una injusticia grave que reclamará la expiación. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de una persona que por razones morales es considerada indigna de pertenecer a la familia; o cuando alguien ocupa el lugar de un miembro de la familia como si pudiera reemplazarlo; o cuando ya no se quiere saber nada de un miembro de la familia porque su destino causa temor o dolor; o aun cuando tan sólo se le olvida, por ejemplo, en el caso de un hijo que murió durante el embarazo. El alma no tolera que nadie sea considerado más grande o más pequeño, mejor o peor. Únicamente los asesinos pueden y deben ser excluidos, es decir, los demás miembros de la familia los despiden de sus corazones con amor.”
“Todo lo que lamento, lo estoy excluyendo. Todo lo que acuso, lo estoy excluyendo. A cada persona que despierta mi enojo, la estoy excluyendo. Cada situación en la que me siento culpable, la estoy excluyendo. Y yo estoy cada vez más empobrecido.
El camino inverso sería: Todo lo que lamento, lo miro y digo: -Sí, así fue y lo incorporo en mí con todo el desafío que me representa. Haré algo contigo. Ahora te tomo como una fuente de fuerza, sea como fuere.
El movimiento básico es siempre el mismo: en lugar de excluir, incorporar.”
“No siempre es válido que tengamos que luchar contra la enfermedad a cualquier precio. Porque detrás hay una idea extraña que es la siguiente: que la vida es lo máximo, que la salud junto con la vida son lo máximo y que es necesario mantenerla a cualquier precio. Eso lo encuentro muy extraño... porque no es posible que la vida sea lo máximo, porque la vida surge de algo y luego vuelve a sumergirse en él. Eso de donde surge la vida es más grande que la vida, mucho más grande. La vida siempre es algo transitorio y breve, comparada con aquello de donde que surge. La vida sólo tiene su máximo movimiento y su máxima fuerza únicamente en concordancia con ese movimiento de surgir y volver a sumergirse, tanto de uno como del otro. De esa manera uno está en sintonía con algo más grande que la vida, y eso es lo que cuenta. Aquel que está en esa sintonía toma la vida y la muerte, la salud y la enfermedad como equivalentes, cada cual con su trascendencia.”
En los párrafos anteriores Bert Hellinger nos habla desde distintos ángulos y miradas de la exclusión, de las distintas formas que adopta y en sus consecuencias en nuestra vida personal y familiar, presente y futura.
El primer orden es que cada miembro del sistema, vivo o muerto, tiene el mismo el derecho a pertenecer y en el caso de que alguien sea excluido en generaciones futuras se incluirá. Algún pos génito lo representará
Que significa representar al excluido?
Hacerse cargo, inconcientemente, del destino de quien fue olvidado, exiliado, rechazado, excomulgado, por considerar en su familia que no era digno de la pertenecer al sistema familiar. Cómo es que se hace cargo? Llevando por el excluido una conducta, un conflicto, una enfermedad, una dificultad que le pertenecía. A través del síntoma el olvidado se hace presente por una o más generaciones para que en algún momento sea reconocido y se le de un lugar en el corazón.
En casos como estos trabajan la Constelaciones Familiares,
devolviendo la dignidad al excluído y haciendo que quien se implicó con el destino del otro ahora pueda vivir su propio destino.
Lic. Alicia Mabel Alfuso
Facilitadora en Constelaciones Familiares