Miedo es una sensación que ocurre cuando sentimos que, desde el exterior, puede ocurrir algo lesionante para nuestra persona. La vivencia es de "peligro inminente o amenazante". Si bien el miedo es necesario para alertarnos de los peligros, cuando esta sensación se sobredimensiona y comienza a condicionar nuestra vida es el momento de averiguar qué razón nos está llevando a tal estado.
La respuesta inmediata al miedo puede ser la evitación, la fuga, la huída, la negación, racionalización y/o la transformación en lo contrario tal como risas, explicaciones lógicas, enfrentarlo o abandonarlo según el caso.
Ante el miedo, surge la angustia, la que muchas veces es acompañada de síntomas corporales tales como diarrea, escalofríos, temblores, sequedad de garganta, opresión en el pecho, transpiración, ahogos, que colocan a quien lo padece, ante situaciones de desamparo, desprotección, aislamiento, llanto inexplicable y otras veces aparece la ira como forma de defensa.
El Dr. Edward Bach descubrió cinco flores que cubren una amplia gama de miedos:
Para el miedo a cosas conocidas, a las cosas que se pueden nombrar, a las que nos atemorizan pero no inhabilitan nuestra vida cotidiana
Para los miedos ante cosas que no podemos controlar con la razón, a que las situaciones se nos vayan de las manos, que estallen, que se descontrolen.
Para los miedos de origen desconocido, miedos que no pueden ser explicados, miedos irracionales que incluso se temen contar por miedo a no pasar por locos.
Para los miedos a lo que pueda pasarle a nuestros seres queridos, para la preocupación excesiva por los demás.
Para el terror, los miedos que paralizan, que lo bloquean. Los casos de fobias o ataques de pánico serían los más conocidos
Un sentimiento que podía en un principio ser mínimo o despreciable, comienza a crecer hasta ocupar todos nuestros pensamientos, alterar nuestros ritmos biológicos, nuestro sueño, nuestra digestión, hasta dañar nuestro cuerpo de mil formas posibles.
¿Cuál es la función que cumplen las flores de Bach?
Si tenemos en cuenta que el miedo es un sentimiento que se instala en la mente en un momento dado de la vida, debido a circunstancias externas que nos superan, podemos afirmar que no es algo que traigamos genéticamente, de modo que si pudiéramos volver a la esencia original, estaríamos libres de él. Poco a poco las flores acompañadas de la terapia Floral van restableciendo la vibración normal energética que había sido alterada por ese hecho o circunstancia, liberándola, limpiando el campo energético de cualquier influencia externa que se pueda haber instalado en él. Esto significa que sin darnos cuenta, gradualmente las cosas toman su real dimensión y va resurgiendo la paz interior a medida que reaparece la fuerza y el coraje para enfrentar todos los hechos de la vida.
Cada día vemos más personas que sufren de miedo, de inseguridad, más niños atemorizados, más hombres desesperados, más mujeres angustiadas que van a dormir habiendo tomado alguna pastilla que les aseguran conciliar rápidamente el sueño y dormir sin sobresaltos.
Lo que ellos no advierten, es que paulatinamente van cayendo en las redes de una adicción. Después de la pastillita, será muy difícil volver a dormir sin ella. Al regresar a la vida cotidiana cada mañana, reaparecerá la angustia, el miedo anulará el placer de planificar para el futuro, el alerta diario de la lucha por la supervivencia reforzará las condiciones negativas en las que se vive. Lo que se ha hecho fue adoptar la solución del avestruz: esconder la cabeza bajo la tierra ante el peligro o, lo que es lo mismo: tomar una pastilla para dormir y olvidarse de todo.
Es importante comprender que una cuota de miedo es normal y hasta necesaria para no perder el sentido de alerta y nuestra capacidad defensiva, siempre y cuando el temor no nos domine hasta paralizarnos. Hay muchas soluciones que nos alejarán de las drogas si ponemos nuestra voluntad en aceptar la realidad y renovar nuestra capacidad de lucha. La “pastillita” consumida como escapatoria nunca nos curará ni anulará los miedos.
El prescribir flores es un arte que requiere de mucha atención, y sobre todo, como decía Bach, de comprensión y compasión. Es necesario que el Terapeuta Floral pueda comprender cuál es la causa que motivó la aparición del temor, y ayudar a la persona a liberarla sin que esta limpieza sea traumática, sino dejando que las flores actúen por sí mismas haciendo que el sentimiento negativo desaparezca y, en forma natural, la persona vuelva a ser ella misma.
Lic. Alicia Mabel Alfuso