¿Ser un ganador o ser un perdedor?. ¿Éxito o fracaso?... esa es la cuestión.
Vivimos en una sociedad en que la idea de éxito o fracaso marca a los jóvenes y adolescentes.
Muchos, por miedo al fracaso, ni lo intentan y quienes han logrado el "éxito" tan esperado, viven aterrorizados por la idea de perderlo. El miedo a intentarlo, por temor a no poder, conduce al pánico, al miedo que aterroriza, al miedo a lo desconocido. El haberlo logrado, muchas veces lleva a lo mismo: el miedo o terror a perderlo.
Otras veces, sucede que al lograr el éxito nos damos cuenta que eso no era lo que queríamos, ya que esto trae asociado: sobre-exposiciones, falta de vida personal, excesivas responsabilidades o simplemente darse cuenta que no era eso lo que se quería. Entonces sobreviene la depresión por la frustración y la desidealización.
Qué es el éxito? Qué es el fracaso?. Todo depende de nuestra mirada de la vida. Podemos pensar que los acontecimientos se encuentran en algún lugar y tenemos que ir a encontrarlos, como una camino recto en el que al final hay un cartel que dice éxito; o verlo como un proceso espiralado en el que vamos creando nuestra vida.
El I Ching dice "has logrado el éxito, peligro!" Lo que nos habla de la ambigüedad del éxito.
El éxito no existe por sí mismo y de existir sólo puede ser un instante, lo que rápidamente llevará a tener, nuevamente, que correr tras él.
A quién no le ha sucedido sentirse deprimido o desilusionado al perder una posibilidad laboral o al romperse un vínculo de pareja y darse cuenta, pasado un tiempo, que ha conseguido un trabajo que cumple totalmente sus expectativas o que ha encontrado el amor de su vida. ¡Ese es verdadero éxito!
Si pensamos nuestra vida como una co-creación con el universo, solo tendremos que prepararnos, y acompañar confiados los hechos y acontecimientos de la vida, disfrutar de cada momento tomándolo como un aprendizaje, él que una vez logrado dará las bases para el nuevo aprendizaje. Dice Bach que "esta vida que vivimos, hoy, es un día de colegio en el viaje de nuestra alma" y el alma sabe adonde vamos, mientras que nuestro ego la obstaculiza con sus creencias acerca de lo que hay que lograr para ser feliz.
La felicidad es producto de la entrega, el amor, la confianza, la seguridad en las elecciones, la paciencia, la tolerancia, el coraje de correr riesgos y otras virtudes que tenemos que desarrollar. Si somos felices tenemos éxito. Quizás no logremos lo que "queremos", pero lograremos ser lo que nuestra alma necesita, lo que sin dudas tiene que ver con ser exitosos en la vida. Querer lograr lo que logran otros es desconocer y alejarnos de nuestra originalidad y tiene que ver con la falta de valoración de nosotros mismos. Escuchemos nuestra alma que es quien sabe lo que necesitamos.
Le enfermedad surge del conflicto entre el alma y la personalidad, y se manifiesta a través de las emociones negativas.
Los remedios florales tienen la cualidad de elevar nuestras vibraciones energéticas y abrirnos a la recepción del yo espiritual; de esta manera la Naturaleza, con su virtud particular, nos libera de lo que es la causa de la enfermedad. No hay verdadera curación si no hay cambio de perspectiva, paz espiritual y felicidad interior.
Los remedios florales ejercen una influencia notable sobre la personalidad y ayudan al bienestar general independientemente de la estructura caracterológica del individuo, pues serán eficaces aún cuando la persona no crea en su acción benéfica e independientemente del nivel de evolución de su conciencia, y su efecto puede ser aumentado sensiblemente mediante el trabajo conciente, lo que implica un trabajo terapéutico en el que la persona comprenda el proceso que lo ha llevado a su enfermedad y acompañe el proceso de su sanación.
Lic. Alicia Mabel Alfuso